miércoles, julio 26, 2006

Escritos de Pável González

Viento sólido en un pequeño otoño.

Existen lugares donde las anguilas, las tortugas o los árboles se refugian. También existen personas que siembran en invierno, al ras de las desérticas lluvias del siglo XXI: o de la década o del año 200X.

Y hay quienes garantizan la supervivencia de algo y que primero fueron alguien, callaron y se dijeron algo.

El sol no se veía de frente, está reflejado más allá de los hoyos de gusano y los fractales apocalípticos de la sociedad nueva del siglo XX, apenas iniciado, apenas siendo matado en mundo, en el pueblo, en Hiroshima, Dios... Zen...

Cuántas apariencias, cuántos días de preguntas, cuántos días de comida y de balas, cuántos gritos y mujeres odiando, cuántos tiempos y la pregunta es "¿Cuánto tiempo?"

Una estación de tres doceavos de un tresciento-sesentaicincoavo de una misteriosa dialéctica que sí es posible entre conjuntos de trillones de unidades, pero que duró unas tres semanas, ahogada por el misterio de las nubes hasta la estratósfera sesgada en una euforia por el fin o el principio o los medios de consumo en una ciudad que es un paraíso, un cielo, un lago subsumido en el límite. ¿A dónde vas?

Es una pregunta de validez práctica, teórica que implica la vida de cuantos (y sin acento) hasta donde, porque el espacio es escaso, el agua va y las cosas no están saliendo bien. Un planeta y sus habitantes de alguna forma están vinculados, han sido vinculados y se recombinan como números traviesos que escapan al cinturón de Eros.

1 comentario:

Anónimo dijo...

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